El tratamiento del TDAH debería ser multimodal
e individualizado, teniendo
en cuenta al paciente y a su familia. El objetivo del tratamiento multimodal es disminuir los síntomas al mismo
tiempo que se reducen las complicaciones derivadas del trastorno y el impacto
negativo que puede tener en la vida de
los pacientes y de su entorno.
El tratamiento multimodal del TDAH implica tres acercamientos:
– tratamiento farmacológico
– tratamiento cognitivo-conductual
– tratamiento psicoeducativo (padres y profesores)
– tratamiento cognitivo-conductual
– tratamiento psicoeducativo (padres y profesores)
De ahí que el tratamiento multimodal
también se conozca como tratamiento combinado,
ya que requiere varios enfoques y la implicación de diferentes profesionales.
Según los resultados de los
estudios realizados, el tratamiento farmacológico sería el método más efectivo para
reducir los síntomas nucleares del TDAH (déficit de atención, hiperactividad e
impulsividad)1, y el tratamiento psicológico (conductual y
psicoeducativo) ayudaría fundamentalmente a la mejoría de las funciones
ejecutivas (habilidades cognitivas como
empezar tareas, organizarse, planificar cosas…).
Y es que se ha demostrado que educar
al paciente y a la familia sobre el trastorno, adaptar el entorno a las necesidades
de cada persona y mejorar las habilidades de abordaje de los pacientes, padres
y educadores, pueden ayudar a obtener buenos
resultados en el tratamiento del TDAH, cuando se combina con
una intervención farmacológica.
UN TRATAMIENTO INDIVIDUALIZADO
Como ya hemos señalado, el tratamiento del TDAH debe ser individualizado. ¿Qué significa esto? Que el tratamiento
no es estándar para todos los pacientes. Sino que se debe adaptar a las
necesidades de cada uno de ellos. Se debe valorar la intensidad de los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, su contexto
familiar y social y/o
si existen otros
trastornos psiquiátricos comórbidos asociados.
A) Se recomienda la terapia
cognitivo-conductual como tratamiento inicial en
los siguientes casos:
– los síntomas del TDAH son leves
– el TDAH tiene un impacto mínimo en la vida del niño
– existe discrepancia en la frecuencia e intensidad de los síntomas entre los padres, o entre los padres y profesores.
– el diagnóstico del TDAH es incierto.
– los padres no están de acuerdo con el tratamiento farmacológico.
– el TDAH tiene un impacto mínimo en la vida del niño
– existe discrepancia en la frecuencia e intensidad de los síntomas entre los padres, o entre los padres y profesores.
– el diagnóstico del TDAH es incierto.
– los padres no están de acuerdo con el tratamiento farmacológico.
B) Insiste en la importancia de la individualización en el tratamiento
psicoeducativo en los casos de TDAH con repercusión en el ámbito escolar. Centrado en la enseñanza de habilidades y
competencias académicas, que tengan en cuenta al alumno, sus puntos fuertes y sus puntos a
mejorar.
C) En cuanto a las recomendaciones relacionadas con el
tratamiento farmacológico, la Guía de Práctica Clínica indica en primer lugar que
debe ser un profesional
médico adecuadamente cualificado y experto
en TDAH quien
plantee el tratamiento, y en segundo lugar que se tenga en cuenta la edad del paciente, la gravedad
de los síntomas, la repercusión funcional de estos y las características y preferencias
de la familia.
Recuperado de: http://www.tdahytu.es/tratamiento-multimodal/
En la actualidad , podemos
disponer de tres modalidades para ayudar al niño: la farmacológica, la psicológica y la
educativa.
FARMACOLÓGICA
Según García Pérez y García Campuzano, grupo Alborch, 1999 el tratamiento que se
sigue para estos niños es, en su mejor
caso, el uso de los medicamentos.El principal fármaco que se utiliza es el METILFENIDATO. Esta sustancia química se comercializa con distintos nombres en diferentes países.Sus efectos inmediatos son un aumento de la capacidad de atención y concentración y una reducción de la hiperactividad y
la movilidad del niño, debido a que a través de ese agente externo se estimula al cerebro para que alcance los niveles de activación necesarios para un correcto mantenimiento
de la atención (lo que repercute en
una mejora de muchos otros síntomas).Como efectos secundarios se produce en algunos casos una falta
de apetito y de sueño.Sin embargo dichos efectos duran poco tiempo: se elimina por la orina
en unas cuantas horas y, es preciso volver a
tomar otra pastilla. Por lo general, se toma una pastilla al levantarse y
otra a medio día para que el efecto sea máximo en el momento en
que el niño acude a la escuela,
pero depende de la prescripción médica que se realiza en función de la edad del niño, la gravedad de
sus problemas...Los medicamentos que se utilizan con estos niños, son un buen apoyo mientras se
combinen con procesos de enseñanza para que aprenda aregular su conducta por sí mismo. Normalmente es adecuado medicar al niño después de los 5 años. Antes de esta edad no se puede medicar porque es difícil diagnosticar en el niño el déficit de atención, ya que está desarrollando
su capacidad atencional
y está en un período de exploración y manipulación, lo que hace difícil discriminar entre
lo que es su comportamiento normal y el que no lo es. Estos fármacos no crean dependencia en
el niño, aunque para que no se habitúe a la sustancia y
deje de responder positivamente
a ella es aconsejable su retirada temporalmente. Pero sí que puede crear dependencia psicológica en los padres ya que temen la retirada por miedo a que la situación pueda descontrolarse sin el fármaco.Depende de la evolución que tenga el niño, se puede recomendar que se
retire definitivamente o que se retome en períodos concretos.Por lo general, a partir de los 12 años no se hace necesaria, si ha recibido otra clase de ayuda psicopedagógica. No se recomienda utilizar tranquilizantes porque deprimiría aún más su nivel de activación, aumentando por tanto su conducta motora para estimularse y
que de esa manera suba.
PSICOLÓGICA
La vida puede ser difícil para niños
con el trastorno de déficit de atención. Ellos son los que a menudo tienen problemas en la
escuela, no pueden terminar un
juego y pierden amistades. Pueden pasar horas angustiantes cada noche luchando
para concentrarse en la tarea y luego olvidarse de llevarla a la
escuela. No es fácil hacer frente a estas frustraciones día
tras día.
Algunos niños liberan su frustración actuando de manera contraria, iniciando peleas o
destruyendo propiedad. Algunos vuelcan su frustración en
dolencias del cuerpo, tal como el niño que tiene dolor de estómago
todos los días antes de la escuela. Otros mantienen sus necesidades y temores adentro para que nadie pueda ver lo
mal que se sienten. También es difícil tener una hermana o hermano o compañero
de clase que se enoja, te saca los juguetes y pierde tus cosas. Los niños
que viven o comparten un aula con un niño con estas características,
también se frustran. Pueden también sentirse abandonados en tanto que sus
padres o maestros tratan de arreglárselas con el niño
hiperactivo como puedan. Pueden sentir resentimiento
hacia el hermano o hermana que nunca termina sus deberes
en el hogar o sentirse atropellados por un compañero de clase. Quieren amar a
su hermano y llevarse bien con su compañero
de clase, pero a veces es tan difícil. Es especialmente difícil
ser el padre de un niño que está lleno
de actividades descontroladas, deja desordenes, coge rabietas y no escucha o
sigue instrucciones. Los padres a menudo se sienten impotentes y sin
recursos. Los métodos usuales de disciplina, tales como razonamiento y retos no
funcionan con este niño porque el niño
en realidad no
elige actuar de estas
maneras. Es sólo que su autodominio va y viene. A raíz de pura frustración,
los padres reaccionan dándoles palizas, le ridiculizan y
le gritan al hijo a pesar de que saben que no es apropiado. Su respuesta deja a todos más
alterados que antes. Entonces se
culpan a sí mismos por no ser mejores padres. Una vez que se diagnostica el niño y
recibe tratamiento, algo de la perturbación emocional dentro de la familia comienza a desvanecerse. Ante
todo esto los padres tienen que crear un ambiente familiar estable (es
decir, el cumplir o
no ciertas normas propuestas por los padres tienen las mismas
consecuencias), consistente (no cambiar las reglas de un día
para otro), explícito( las reglas son conocidas y
comprendidas por las dos partes) y predecible(las reglas están
definidas antes de que se "incumplan" o no. También contamos con
otro tipo de intervenciones psicológicas que nos facilitan el tratamiento en estos
niños,
como son: La terapia cognitiva-conductista ayuda
a personas a trabajar asuntos
más
inmediatos. En vez de ayudar a
personas a entender sus
sentimientos y acciones, la terapia los
apoya directamente en cuanto a cambiar su comportamiento. El apoyo
puede ser asistencia práctica,
tal como ayudar a aprender a pensar cada tarea y organizar su trabajo o fomentar nuevos comportamientos dando
elogios o premios cada vez que la persona actúa de
la forma deseada. Un terapeuta cognitivo-conductista
puede usar tales técnicas para ayudar a
un niño beligerante (aprender a controlar su tendencia a pelear) o a una adolescente impulsiva
a pensar antes de
hablar. El adiestramiento en cuanto a destrezas
sociales también puede ayudar a
niños
a aprender nuevos
comportamientos. En el adiestramiento de destrezas sociales, el terapeuta habla de y muestra comportamientos apropiados
tales como esperar el
turno, compartir juguetes,
pedir ayuda o responder a
burlas, y luego le da la oportunidad al
niño de
practicar. Por ejemplo, un niño puede aprender a "leer" las
expresiones faciales y el tono de voz de otras personas para poder responder más
apropiadamente. El adiestramiento de destrezas sociales ayuda a aprender a participar en actividades
de grupo, a hacer comentarios apropiados y a pedir ayuda. Un niño
puede aprender a ver
cómo
su comportamiento afecta
a otros y a desarrollar nuevas
maneras de responder cuando está enojado
o lo empujan. Los grupos de apoyo conectan personas con inquietudes
en común.
Muchos adultos y padres de niños afectados pueden encontrar que es útil unirse a un grupo local o nacional de
apoyo de este trastorno. Los miembros de los grupos de apoyo comparten frustraciones
y éxitos, recomendaciones de especialistas calificados, información acerca de qué funciona, así como
esperanzas en sí mismos y en sus hijos. El compartir experiencias con otros que
tienen problemas similares ayuda a personas a saber que no están
solas. El adiestramiento en destrezas en cuanto al cuidado de hijos, ofrecido por
terapeutas o en clases especiales, les da a los padres las herramientas y
técnicas para manejar el comportamiento del hijo.
Una de estas técnicas es separar el
niño
del resto por un corto tiempo cuando el niño se
vuelve ingobernable o
fuera de control. Durante los
tiempos en que está separado del resto de los niños,
se saca el niño de la situación inquietante y se sienta solo
y quieto por un rato
hasta calmarse. También se les puede enseñar a los padres a darle "tiempo de calidad" al niño
cada día durante el cual comparten una actividad placentera o
relajada. Durante este tiempo juntos, el padre busca
oportunidades para observar y
señalar
lo que el niño hace bien y para elogiar sus fuerzas y habilidades.
EDUCATIVA:
Una manera efectiva de modificar el comportamiento de un
niño es a través dela ayuda
educativa regida por premios, castigos, economía de fichas y contrato de contingencias.
PREMIOS
Par un niño un premio es
algo agradable que
desea alcanzar, de tal modo que hará lo que sea por conseguirlo.Las actividades
que más le gustan al
niño y que
habitualmente suele realizar, como pueden ser jugar con sus juguetes, ver la
televisión o ir al cine
con sus primos pueden entenderse y emplearse como un premio.En definitiva
debe ser algo que el niño quiere y que tiene ganas de conseguir. Así pues el niño recibirá un premio cada
vez que cumpla con la tarea deseada.
CASTIGO:
Los castigos
implican privar al niño de algo que le agrada o forzarle a hacer algo
desagradable. Puede resultar eficaz a veces, pero no siempre elimina las conductas
inapropiadas en el niño hiperactivo.El castigo puede ser útil para
controlar ciertas conductas temporales, pero a largo plazo carece de eficacia.Si la conducta es indeseable el castigo más eficaz es ignorarla. Siempre y cuando la conducta no sea peligrosa.Lo más aconsejable es que
el tiempo transcurrido
entre la conducta y
el premio o castigo sea
breve para asegurar su
eficacia.
ECONOMÍA DE FICHAS:
Esta técnica
consiste en dar puntos negativos o positivos en función de si se
cumple o no cierta conducta.Cada punto negativo elimina el valor del punto
positivo. El número total de puntos se canjea por distintos premios.La lista con las
conductas "objetivo" tienen
que estar a la vista del niño, así como los puntos conseguidos. Se
recomienda utilizar con
niños de 3 a12 años.
CONTRATO
DE CONTINGENCIAS:
Esta técnica se
recomienda utilizar con
niños de 12 ó 13 años.Consiste en
hacer un contrato por
escrito con el niño acerca de
su comportamiento. Cada uno tiene que dejar constancia en
términos específicos de la conducta que
desea en el otro.Aquí se establece un
diálogo y un acuerdo entre padres e hijos. Por lo
tanto el niño juega un papel importante en
el control de su
conducta.
Recuperado de:
http://www.psicopedagogia.com/articulos/?articulo=188
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